lunes, 14 de marzo de 2011

El divorcio, el drama del siglo 21

En Innumerables ocasiones se ha discutido el hecho de que la familia es el núcleo de la sociedad, por eso se ha demostrado que, el divorcio es uno de los mayores males que corroe nuestra sociedad, y rompe la comuna social.
Aunque el matrimonio es por naturaleza indisoluble la experiencia prueba que pueden producirse situaciones tales, que hagan posible una comunidad de vida por lo menos durante un tiempo.

 “El Divorcio es la ruptura del vínculo conyugal, pronunciado por tribunales, a solicitud de uno de los esposos o de ambos, sanción resultante de una accion encaminada a obtener la disolución del matrimonio".
La desunión es la descomposición de la familia que trae consigo un sin número de consecuencias, entre ellas muy dolorosas.  Cuando termina una relación matrimonial, a veces involuntaria, deja grandes estragos, no solo para los mismos integrantes de la pareja, sino también en el caso de la existencia de los hijos.
Estos últimos son los que se ven más afectados, aunque depende mucho de la edad, el daño emocional que puede ocasionar. Al consultar varias personas que vivieron en carne propia la ruptura del matrimonio  de sus padres, se llega a la determinación de porque el hecho se a convertido en el “Drama del siglo 21”.

El divorcio tiene grandes incidencias y la mayoría de veces produce un alto golpe doloroso en los hijos. Mermar este impacto es muy importante para que sus resultados no arrastren un daño irreversible en su desarrollo psico - evolutivo, así como, obtener una restauración familiar factible, es crítico para los niños.
En los tiempos modernos el tema divorcio ha vuelto a ponerse sobre el  tapete, este a través de los años se ha convertido en una situación muy común entre los matrimonios que no son muy dados a la unidad y al fortalecimiento del mismo. Los partidarios de esta disfunción defienden sus argumentos fielmente de forma histórica, jurídica y social.


Creer que los matrimonios duran cada vez menos tiempo y no es raro conocer padres que se distancian con hijos pequeños, a los que les espera una larga tarea de crianza por delante. Es muy trascendente, que estos padres sepan cuáles son las consecuencias más frecuentes de los pequeños y cómo desenvolverse  en cada uno de esos casos.
Cada vez mas son los padres que se divorcian, aún los que no querían hacerlo,  muchos de ellos al final sienten culpa y por lo habitual la culpa los vuelve incompetentes para cumplir con las funciones normativas; ya sea como adolescente o como adultos, los hijos de parejas divorciadas a menudo tienen problemas en sus relaciones y con su autoestima.

Para muchos hablar de este tema puede parecer algo fácil, pero para quienes lo han vivido en seno de su familia, el divorcio se convierte en algo aterrador. Sólo la muerte se puede comparar al dolor que surge especialmente en los hijos el tener que separarse del padre y en muchos casos hasta de los hermanos.

Una joven a sus 32 años, relata que cuando sus padres se divorciaron ella solo tenía 6 años, no entendía el porqué de la situación, solo dejo de ver a sus padres juntos y su madre nunca le dio una explicación. A los 13 años su padre le dijo que se separaron sencillamente porque no se entendían, el efecto que provocó la separación se convirtió en su sombra puesto que de la noche a la mañana ya su familia tenía una rutina distinta a la de ir a los parques juntos a compartir.

En otro caso la persona vivió junto a su madre la noticia de que su padre le fue infiel, con tan solo 15 años siendo una adolecente, fue espectadora de las constantes escenas de peleas entre sus padres.  Recuerda que su madre se levantaba cada noche e iniciaba la discusión por aquellas llamadas a su padre al caer la madrugada. “Todas esas peleas me hicieron sentir miedo y desconfianza por los hombres”, dice la joven que hoy tiene 18 años. Además cuenta que tras la separación de sus padres se convirtió en aliada de su madre y nació la mala relación que hasta el momento persiste entre ella y su padre.


Las situaciones en la que puede girar una separación son diversas, en este caso la joven de 24 años manifiesta que hace 3 meses sus padres decidieron divorciarse, atribuyendo su separación a la incomprensión. Sin embargo su edad le permitió entender lo que estaba sucediendo y cuál sería su actuación en la disputa. Ella misma dice que ambos padres son muy tercos, y ninguno da tregua al otro, además los califica de rebeldes. Su ponderado grado de madures y entendimiento, la llevó a reconocer que una separación entre sus padres no afectaría su relación con ellos y se convertiría en el hecho más sano para su hogar.


Aunque los casos son diferentes, lo que no es variable es la suma de interrogantes que envuelven una separación. Esa es la herencia número uno que se deja a los hijos tras un divorcio, pues estos no tienen una explicación que trate de subsanar cualquier trauma que se pueda generar posterior a la separación.

En este sentido, especialistas de la conducta humana consideran que se necesita un aumento en la comunicación padre e hijos. Ellos entienden que el comunicar a los hijos los acontecimientos, sin importar la edad, conlleva a distinguir las emociones que expresan los hijos.
Miriam Pérez, psicóloga clínica revela que en la conducta de una persona, a veces un ataque de rabia no quiere decir que es enojo, sino dolor.

Una ruptura matrimonial, en el aspecto sentimental, coloca a los afectados en un plano desconocido, estos se desestabilizan. El ritmo de vida, la rutina que tenían, todo cambia, esto trae incertidumbre y tanto al hombre como a la mujer, se preguntan qué va a ser de sus vidas, lo que les provoca estrés e irritación. Allí es donde interviene la ética y el respeto, específicamente cuando hay niños involucrados, pues hay casos en que se quedan a vivir con alguno de los padres y este tacha su otro progenitor.

Pérez califica esto como la principal problemática en una separación donde hay hijos, por ello incentiva a sus pacientes en sus terapias de pareja, a que en la separación predomine el respeto mutuo, el olvido, y evitar el daño e involucrar a sus vástagos que al final son los más afectados.

Los niños piensan que son culpables de lo que está ocurriendo, que sus padres ya no lo quieren, que es poco importante para ellos (pues no es tomado en cuenta como una persona que está en medio de la crisis, sino por el contrario, un objeto que es manipulado por los deseos e intereses egoístas de los padres.)
Un estudio refleja que muchos de los hijos de padres divorciados se casan menos y buscan el amor en lugares equivocados, cometiendo errores en la elección de su pareja, se involucran en las drogas, elalcoholismo, el sexo, la depravación y la prostitución.


 “La autoestima es un conjunto de actitudes que dependen de las percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de uno mismo. 

La autoestima  es muy importante ya que permite a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, y por consiguiente alcanzar más fácilmente sus objetivos y autorrealizarse.

Cualquiera de los integrantes de la familia puede padecer de este síntoma luego del divorcio, por eso en muchos de los casos la familia decide por iniciación propia exponer el caso ante un psicólogo que lo ayude a sobrellevar el caso. Así de esta manera es mucho más llevadero un proceso de tal magnitud el cual puede llevar a los miembros de la familia a caer un abismo de depresiones.

La especialista de la conducta, Miriam Pérez, expresa que los niños traducen a su comportamiento físico y motoro las emociones vividas dentro de la contienda de una separación.“Se pueden observar algunas conductas regresivas o inmaduras, como orinarse en la cama, mala conducta en la escuela, bajo rendimiento académico, así como también irritabilidad”, consecuencia de la crisis en su familia según plantea Pérez.Cada uno de los integrantes de una familia  que atraviese por un proceso de alejamiento, enfrentan una realidad fuerte.


El divorcio en los niños de tres a cinco años les puede causar  un sentimiento de culpa por no haber hecho la tarea o no haber comido. Su imaginación les lleva a tomar responsabilidades imaginarias. Sienten temor de quedarse solos o abandonados ya que a esta edad los padres son los que constituyen el universo para los niños y  la relación de pareja es el medio donde están cuidados. En la edad de de seis a doce años estos se dan cuenta de que tienen un problema, y esto le duele y no saben cómo reaccionar. Creen que los padres pueden volverse a juntar y llegan a presionar o hacer cosas que pueden llevar a un sentimiento de fracaso.

En la edad de los adolescentes estos experimentan miedo, soledad, depresión y culpabilidad. Llegan a dudar de su habilidad para casarse o para mantener su relación.

En el caso de los adultos, dígase la edad de 18 años en adelante, en la mayoría de las ocasiones, estos sienten que deben tomar las riendas del hogar cuando se quedan con las madres y estos asumen la responsabilidad de trabajar para cubrir algunas o todas las necesidades básicas, ayudar a la madre en todo lo que sea necesario para salir adelante.

En estas edades  pueden tomar la situación que viven sus padres de forma más madura, aunque por dentro llegan a sentir la sensación de que esto les pudiera suceder a ellos en un futuro cuando decidan formar un hogar. Un sentimiento de temor o duda les puede llegar a invadir, pero esto puede variar si tienen una buena base de formación y si son personas con alta autoestima para entender que no a todos les tiene que suceder la misma experiencia, que cada situación es distinta, no todos somos iguales y que las cosas se pueden resolver de distintas maneras.

Priscila rodríguez cuenta que “el divorcio es lo peor que puede pasar en una familia”, ella tenía 10 años cuando su padre comenzó a llegar de madrugada, sus padres peleaban constantemente y su madre le cerraba la puerta y él le tiraba piedras a quien era su hija mayor por la ventana para que ella le abriera la puerta. Se enteró que sus padres se iban a divorciar a los 13 años y cuando su madre, con lágrimas en los ojos, les contó “su padre está enamorado de otra persona y nos vamos a divorciar”. Para ella fue como un balde de hielo, lo que provocó que por largo tiempo ella llorara constantemente y aunque lo veía venir hacían varios meses, no lo aceptaba. Desde ese momento le tuvo mucho  rencor a su padre  “que el eligió estar con una desconocida antes que con su familia”.

Pérez explica que algunas de las causas  que produce una separación se centra en matrimonio equívoco, matrimonio por embarazo temprano, infidelidad de uno de los miembros, por una adicción (Alcoholismo, drogadicción, etc.), mal manejo del dinero, excesiva intervención de los suegros y/o familiares  en la relación y la más común en territorio dominicano la violencia intrafamiliar.

En el caso de la pareja como tal, es muy complicado tomar la decisión de una separación. Sea cual sea la razón de la separación y que las personas involucradas la deseen o no, es muy duro el darse cuenta que ya no se estará con aquel ser que fue su compañero o compañera por un tiempo significativo.

Algunos se llegan a preguntar por qué les duele tanto el divorcio si las cosas ya no iban bien, y la razón es que tiene un sentimiento de fracaso, de que los planes futuros que tenían ya no se harían realidad y que fallaron en sus intentos de ser felices, en los sueños, las metas y es cuando las ilusiones quedan hechas pedazos.


A sus 60 años, la señora María José, narra el sufrimiento de su primer matrimonio que duró 10 años, su ex esposo era estéril, y a pesar de haber adoptado una niña, evitar el sufrimiento era inútil, por la necesidad de tener sus propios hijos, lo que la llevo a sentirse cohibida y estancada. Sus diez años de matrimonio los mantuvo por no afectar a la niña, pero tuvo que tomar la decisión de separarse. “Le explique a la niña que para entonces tenía 7 años, que ella y su papá tenían que separarse pero que ella iba a ver a su padre las veces que ella quisiera”, cuenta aun con nostalgia.


María manifiesta que no se quería separar, su ex estaba muy confundido y afectado por su decisión pero ella no tuvo “otra opción”. Dijo que duró mucho tiempo sintiéndose culpable pero entendió que se estaba sacrificando por una infelicidad.
La realidad es difícil de afrontar pero estos casos pasan a diario, con múltiples escenarios que no dejan de ser dolorosos tanto para las parejas, como para los hijos. Si difícil es divorciase, mucho más difícil resulta el post divorcio. Es uno de los pasos más difíciles que tiene que dar una persona, tan difícil para ellas mismas como para las personas que los rodean y que se ven afectados. Recuperarse de un divorcio es algo un muy difícil. Ambos deben tratar de distraerse y hacer las cosas que más les gusta y deben darse cuenta que existen formas de salir adelante.


La señora Erenia Martínez, se separó de su esposo luego de 16 años de casados, sufrió por las peleas fuertes y el maltrato físico que su esposo le ocasionaba, luego de que tomó la decisión de la separación, botó a su esposo varias veces de la casa pero él se negaba, ella sabía que esas peleas la afectaban tanto a ella como a sus tres pequeños. Luego de un año y medio, su esposo aceptó la separación y se retiró de la casa. Luego de un tiempo ella decidió cambiar su vida, y aunque paso por varias etapas, entre ellas, la negación, el pánico, altibajos y culpa, reaccionó y aceptó la situación con un nuevo progreso en su vida.  

Son muchas las instituciones sin fines de lucro que se han creado para el mantenimiento y fortalecimiento de la unidad del matrimonio pero aun así cada año se nota en cantidades industriales el aumento del mismo y las empresas que son como una ayuda a la sociedad crean campañas a favor del fortalecimiento de las familias.
Conforme pasan las generaciones, las personas se divorcian cada vez más pronto. Antes los matrimonios duraban 10, 15, 20 años o incluso toda la vida. Hoy encontramos matrimonios que a los 7 años, 3 años o
incluso a los meses ya están divorciados.

El divorcio es una guerra que nadie sale ileso, a menudo es un problema que  solo sustituye otros. Solo es un curalotodo para un matrimonio desdichado.


Fuentes consultadas:
Entrevistas a:
Dra. Miriam Pérez
Gina Tiffany Martinez

Ivelka Mencia
Carla Suriel
Priscila rodríguez
Sra. Maria Jose
Sra. Erenia Martínez
http://www.monografias.com/trabajos28/dano-derecho/dano-derecho.shtml
es.wikipedia.org

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